domingo, 4 de marzo de 2012

VISITA A ESTADO PURO

El otro día tuve la ocasión de ir a comer al Estado Puro, el gastrobar de tapas de Paco Roncero, cocinero dos estrellas michelín en la terraza del casino (Madrid) y premio nacional de gastronomía 2006. Ubicado en la Plaza del Ángel, dentro del hotel NH Palacio de Tepa, en pleno centro de Madrid.
Hace un tiempo había adquirido por internet, en una página de descuentos, una promoción de un menú degustación de tapas por 58 euros para dos personas, sin bebida. No me pareció un ofertón pero si que creí interesante la oferta, ya que teniendo un menú cerrado iba a tener la ocasión de probar muchas cosas.


El local está decorado en la linea de la España mas cañi, hay peinetas y bailarinas de flamenco en cada rincón. Desde luego un atractivo más para los "guiris", ya que se unen dos de las cosas más características de España en el extranjero, tapas y flamenco. Buena cuenta de ello era el numeroso grupo de foráneos que había ese día.
En el establecimiento existen dos partes diferenciadas para comer. Una zona es una barra con taburetes y vistas a la calle a través de una cristalera y otra zona con mesas pequeñas y decoración minimalista.


Así que nos sentamos y empezó el desfile de tapas. Primero nos dieron una copa de cava como aperitivo.
Para comenzar una ya más que conocida, gracias a Ferrán Adría (asesor de Paco Roncero), tortilla española siglo XXI, una tortilla de patata en vaso, con una crema de patata, espuma de huevo y cebolla caramelizada. Original forma de presentarla y curiosa forma de comérsela pero muy distante de una tortilla "real".
A continuación una ensaladilla rusa acompañada de regañás (unas tostas de pan). Sencilla a la par que buena.
Después toco el turno de una de las tapas por excelencia, las patatas bravas y las patatas ali-oli. Con una presentación impoluta y las ali-oli servidas con huevas de arenque. Más que correctas.
Llegó el momento de los fritos, unas croquetas y unos mejillones tigres, excelentes los dos. Da gusto comerse un frito casero. 



Para continuar nos sirvieron unos fantásticos espárragos verdes en tempura con salsa romescu.
Y como platos finales unas sabrosas mini hamburguesas con mostaza a la antigua y algo alejado del concepto tapa, medio pollo asado con patatas asadas y tres salsas.



Para acabar un surtido de postres, todos en chupitos, (aunque no es el fuerte del establecimiento estaban buenos) y un cóctel estado puro, dulce y refrescante.

En conclusión, un sitio recomendable para comer las tapas de siempre, un poco más caras, pero bien presentadas y mejor elaboradas. Un servicio excelente, rápido y dispuesto a explicarte en cada momento el contenido de cada plato. Además de las tapas el local ofrece ensaladas, bocadillos, guisos, arroces, carnes y pescado. Repetiré.
Un saludo, Escoffi.


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